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11 de abril de 2007

Gran Hermano... ¡Nunca más!

No puedo negar mi asistencia diaria frente a la pantalla del televisor. Algunas veces se dará para ver alguna película, otras alguna serie, algún dibujo animado, algún programa.
Tampoco puedo contrariar a quien diga que algunos de esas transmisiones televisivas son de mi profundo agrado.
En cambio, si hay algo que puedo desmentir, es la afirmación que diga que no puedo vivir sin la televisión o sin algunos de los productos que me brinda.
La verdad es que si veo televisión es porque no tengo nada mejor para hacer.
Y si nos ponemos a pensar, si las personas no dependieran tanto de la televisión, la sociedad sería radicalmente distinta. Tendríamos alumnos más aplicados, trabajadores más concentrados y demás ocupaciones mejor ocupadas. Luego habría que vencer las otras adicciones, quizás más peligrosas y fuertes que ésta de la que hablo. Y luego habría que difundir otros medios más “formadores”, como la lectura, el estudio, etc.
¿Qué pasa con la televisión?
La televisión es la madre de los medios de comunicación masivos. Sabemos, claro, que la radio había aparecido antes, pero, según la actual definición de MCM (medios de comunicación masiva), la televisión es la que se lleva los laureles.
La televisión tiende a ser un gran moldeador de cerebros. Por lo general, las personas que ven tal o cual programa, terminan por adquirir las frases, actitudes o vestimenta que allí se presentan.
Actualmente, en la televisión argentina, hay un fenómeno que contagia hasta a los más bajos niveles de la sociedad, inunda a los más altos, y se apodera de los medios. Recordando el título de este post seguro que saben a qué me refiero. Si, si, si... Empieza con “Gran”, y termina con “Bochorno”.
Estoy hablando de Gran Hermano, señoras y señores, el reality show que llegó por cuarta vez, amenazando y cumpliendo sus amenazas. Sus amenazas son las de poca cultura, poca cultura, y menos cultura. La estafa televisiva más grande de todos los tiempos.
¿Qué vemos en Gran Hermano? Vemos gente común, viviendo una vida triste, aburrida y monótona, casi programada por la producción de ese reality show. Vemos gente durmiendo, tomando un mate. Discutiendo, acariciándose, amándose. Vemos gente.
Y nos olvidamos de nuestra vida, la real. Nos olvidamos de tomar nosotros el mate, de dormir, de acariciarnos, de amarnos. Dejamos de ser gente y nos convertimos en espectadores.
Nos convertimos en incondicionales zombies de la caja mágica, despertando cada mañana con los habitantes de la tan sublime casa frente a nuestros ojos, de la misma manera que nos dormimos, contemplándolos risueños en la madrugada o frenéticos en una fiesta.
Vi Gran Hermano. Veo Gran hermano. Pero si me preguntan, yo sí puedo vivir sin ellos. Puedo cambiar de canal y listo. Puedo ir a leer un libro, a escribir o dibujar algo. Puedo ir a charlar con un amigo o a abrazarme con mi novia. Puedo ir a dormir, mirar las estrellas o escuchar el viento. Puedo vivir, y no ver la vida de los demás.
La verdadera pregunta que hay que hacer, lectores de todas las razas, géneros y edades, va dirigida a los fanáticos vacíos de este programa del que tanto hablo.
La pregunta es... ¿Qué van a hacer cuando termine Gran Hermano?

Por el amor de Dios, ¿Qué van a hacer?

Fotologs... Say no more

Un tema actual muy comentado y abarrotado de opiniones, es la masificación de los blogs y de los más recientes fotologs.
Yo, como feliz propietario de una de estas bitácoras ciber espaciales, no poseo ninguna apreciación que hacer en contra de las mismas, sino todo lo contrario, me encuentro a favor de ellas. Las hallo interesantes por su variedad, la libertad, y el poder que brindan a sus autores.
Pero sucede algo distinto con los fotologs.
Establezcamos diferencias. Los blogs son un espacio personal donde se tratan diversos temas, desde el punto de vista del autor (o los autores) que lo actualizan, por lo general compartiendo estas opiniones en forma de texto, con los cada vez más utilizados complementos de la imagen y el video.
Los fotologs son similares, pero esta vez dando importancia a la imagen, y en segundo lugar al texto que puede o no agregarse. Si en el blog escribíamos, y luego le agregábamos algo, en los fotologs ponemos una imagen, y luego le escribimos algo.
¿Qué sucede allí?
Los blogs tienden a ser expresiones formales (a veces no tanto) de la opinión del autor. Son largos párrafos que explican temas, definen teorías, cuentan anécdotas, parodian situaciones y advierten realidades. Para dar fuerza a esa producción, se agrega una imagen muy bien seleccionada y trabajada, o un video.
Los fotologs tienden a ser un álbum de fotos público, donde los autores dejan fotos y demás imágenes de su vida, para ser observados y comentados por los visitantes. Éstas fotos suelen ser reforzadas con un pequeño párrafo donde se explica el motivo, la situación, el momento y el porqué de la foto. Siempre se aclara el amor incondicional del autor hacia la gente que visita el portal, y se despide con verdaderos afectos de carácter sonoro, físico y emotivo (Chuick, muaaaa, besooo, TKM, etc).
Los blogs son opiniones que son respondidas con opiniones. Los visitantes se encuentran a favor o en contra de lo que leen, y dejan, en una respuesta, plasmado lo que tienen para decir. Se forman debates y las conversaciones pueden llegar a trasladarse a otros blogs.
Los fotologs no son opiniones ni tanto, sólo son imágenes. Los visitantes aportan con un saludo y, en la mayor parte de las ocasiones, un comentario agradable o sólo con un saludo. No se forma ningún debate, y nunca atraviesan los lindes de esa misma página.
Por esas razones, y otras, me encuentro a favor de los blogs, y de los fotologs, también. Existen fotologers que escriben textos bastante interesantes en sus entradas, y aplaudo tal iniciativa.
Pero de lo que sí estoy en contra, son las personas que inmediatamente postean una imagen en su fotolog, corren por sus ventanas de chat rogando que sus entradas sean firmadas. La mayoría responde con un saludo sin importancia.
Veamos un ejemplo
Una muchacha, de nombre, pongamos, María Mercedes, abreviado como MM, postea la siguiente foto:













Luego MM agrega una entrada muy parecida a la siguiente:
“ola gente.. nu se estaba al pdo y puse esto jejeje. Estoy kon mis amigas en 1 fiesta wahhhhh estuvo buenisimaaaa. Ahh, ya entro a dlirar, jajaja XDXDXD... firmen, no sean vagos, XD... besito, los quieroooooo muaaaaa firmen”
Sin esperar un segundo, corre a su MSN Messenger, y pide de manera multitudinal, a sus 40 contactos conectados, que firmen. Entonces 30 de esos contactos postean cosas como: “hola che! linda la foto, te quiero!”, “Mariiiii sos un amor!! Que fotito cheee al final que paso con marcos? cuidate”, “Mechi te quiero seguí así”, “jajaj, que gracioso”, y “me encanta este fotolog, tiene fotos, maria sos una genia”.

Entonces me decidí por escribir esto. Y también me decidí por fundar el primer, y espero que no el único y último, Club de Anti-Fotologers.

El procedimiento de adquisición de la membresía es simple. Sólo tenés que copiar la siguiente frase y pegarla en tu mensaje personal de MSN:
“¿Me firmás el fotolog?... No, no te lo firmo una mierda. (S. Juárez.)”
Una vez hecho eso, tu siguiente deber es difundir la idea y el lema entre tus contactos más allegados.
¡Porque cuantos más seamos, más fuertes seremos!. (No se confundan, éste no es el lema, el lema es el de hace dos renglones).

Ahora sí, opinen.